El Gran Teatro del viejo mundo se vacía


Por El Barquero (Le Passeur).

Nada será como antes. El antiguo mundo, esta vieja energía pesada que se apaga, se edificó durante siglos sobre falsedades, mentiras y ocultaciones que de todas partes ya no están en equilibrio solo sobre algunas briznas de paja.

La economía mundial, basada en el egregor poderoso que se convirtió en dinero y que constituye el cemento de la estructura decaída, es un cántaro quebrantado que en manos febriles todavía coge en la apariencia del cántaro. Si la dislocación todavía no llegó, es porque son mantenidas, cueste lo que cueste, las mentiras que tienen el edificio en su inestable representación. No hay para mucho tiempo. No obstante, sería ingenuo de creer que todo esto no ha sido ampliamente anticipado y bajo ciertos aspectos controlados por ésos mismos que quisieron y organizaron la manifestación del mundo que conocemos.

La paradoja es que los titiriteros saben, por supuesto, lo que está sucediendo a gran escala, de lo que estamos hablando en el transcurso de estas páginas. Tratan de adaptar el juego a su favor en un contexto que ya no pueden controlar como antes, cuando sus marionetas que dirigen en apariencia los engranajes de la sociedad no tienen la visión del conjunto del juego, mismo si algunos la sospechan. Son ellos quienes son las manos vueltas febriles que mantienen cada vez peor la ilusión en la cual muchos todavía creen. Las poblaciones del mundo son las marionetas de las marionetas y los hilos que las mueven son las emociones creadas. Las crisis, las guerras, las violencias, las destrucciones, pero también el reverso de la moneda, a saber todo lo que se institucionalizó alrededor de los movimientos sensatos aportar lo mejor y luchar contra lo que es juzgado mal, bajo sus diferentes aspectos, son los hilos que nos unen a los titiriteros y que suscitan las emociones que sirven para controlarnos. El miedo es subyacente en cada uno de estos aspectos, es la correa más sólida que tengan entre manos.

Provocar un choque emocional en el individuo o una población trae una reacción que genera el estrés, asco de la rebelión y a veces la clave para un compromiso. Los que provocaron el choque lo hicieron sólo porque tienen una solución para canalizar la emoción creada, pueden así recuperarla a su provecho. Un ejemplo entre otros es la manera en la que se trae un conflicto.

No tomaré el ejemplo del 11 de septiembre de 2001 porque ha sido bastante tratado desde entonces. Tomemos más bien, la dos guerras contra Irak: en 1991, un líder hasta entonces perfectamente frecuentable y sostenido por sus aliados occidentales invade un país bajo la discreta promesa que no será molestado. Desde el ajuste cumplido, el mundo occidental se subleva y empieza una intensa campaña mediática contra el invasor. Las imágenes y los testimonios asestados por la prensa sólo reflejan entonces, todo el santo día, la ignominia de este último. Hasta el episodio de los bebés asesinados en las incubadoras de una maternidad Kuwaití por los soldados iraquíes, en el que el testimonio afligido de una mujer que afirma haber sido el testigo, conmueve el occidente.

Llegado a esta fase, la emoción suscitada en la población está en su cumbre, los que van a la guerra levantan un puño vengador y los más moderados se reúnen a la causa del bien contra el mal encarnado. Nada pues impide más la guerra tan esperada por los vendedores de armas y los titiriteros que calientan las calculadoras. La guerra se efectuará, las imágenes televisadas de tropas coagrupadas arremetiendo en línea en el desierto, tal como la caballería de los westerns de la industria hollywoodiense hará vibrar los patriotismos exacerbados. La prensa ya no tendrá ningún retroceso y la herramienta de propaganda que representará entonces canalizará perfectamente las emociones de un número inmenso de individuos, ya sea en el sentido de a favor o en contra.

El conjunto de los diferentes objetivos se consigue: los inmensos medios de producción petrolera pasan a la fuerza bajo el control de empresas occidentales y principalmente americanas, un número colosal de armas y de municiones son vendidas, sino también testado en condiciones reales en seres humanos, como proyectiles de uranio empobrecido, un país es saqueado de manera muy organizada y bien preparada, como lo fueron los museos de Bagdad, sirviendo a la vez la criminalidad de los Estados y de las mafias del crimen, las poblaciones son abusadas y asesinadas, alimentando los instintos psicopáticos desencadenados en estos momentos de barbarie.

Las emociones contradictorias emitidas están entonces en su apogeo, son de una extraordinaria potencia caótica que sacia la sed de los titiriteros desde lo alto de la pirámide. En tal caos, el control es perfecto para ellos, responde a todas sus necesidades y los titiriteros del piso inferior encuentran allí también su cuenta en términos de reconocimiento, de negocios y de poder reforzados. Pasando, los que tienen los hilos en diversas categorías de la pirámide se enriquecieron considerablemente. Que los escépticos hagan sus propias investigaciones, por ejemplo, sobre el enriquecimiento personal de la familia Bush durante estos dos episodios de la guerra contra Irak, que miren pues los organigramas de las grandes empresas de armamento y del petróleo (como el grupo Carlyle) y los beneficios sacados de estas guerras, muy a la vista, por sus administradores y sus accionistas.

Pasando, habrá que esperar algunos años para que periodistas dignos de su profesión revelen a cuál agencia privada de relaciones públicas el Pentágono había confiado la tarea de hacer volcar la opinión mundial hacia la guerra, y que esa mujer que entonces había conmovido la gente por su falso testimonio, fuera la hija del embajador de Kuwait en la ONU. Lo que mucha gente todavía no sabe en la actualidad.

Con el riesgo de escandalizar a algunos, la otra cara de la moneda sirve para la llegada de los mismos intereses. Para permanecer sobre otro ejemplo concreto, la propaganda hecha sobre el calentamiento climático. Hablo de « propaganda » porque contrariamente a lo que dice la comunicación global sobre el tema, no hay en los hechos de consenso sobre este tema en el mundo científico, solamente, se deja los micrófonos abiertos a los que defienden la tesis de un desarreglo del clima causado por la contaminación humana. Por supuesto existe y no es el reflejo de un mundo armonioso y respetuoso de la vida, pero si permanece inadmisible, sin embargo, es casi insignificante en cuanto a los amplios equilibrios climáticos en juego.

Todo el sistema solar se recalienta, no sólo la Tierra, que por otra parte podría también conocer períodos glaciares en ciertos lugares, como la actividad de nuestro sol lo deja pensar a ciertos científicos. Porque es en el lado del Sol, o más bien debería decir soles, que hay que mirar. Pero ese es otro tema.

Lo que nos interesa aquí es observar que ante todo, el movimiento general de las ramificaciones ecológicas nacidas de esta propaganda se orienta sobre todo hacia nuevas tasas y medidas insignificantes en cuanto al objetivo buscado, pero tan sujetas, que alimentarán siempre el mismo sistema, que este movimiento todavía divide a los hombres, provoca emociones y alimenta así la lucha y el conflicto. Si no parecen totalmente inútiles desde un punto de vista ‘local’ -porque es esencial saber decir « no »- por su carácter institucional, nada en el fondo cambiará tanto por estas luchas. Por otra parte, hace ya años que perduran sin ningún saliente importante: nuestra Tierra está cada día más dañada y sus recursos más saqueados. Hasta esto va apresurándose.

Ya es hora de despertarse, de percibir que estas guerras son todas la expresión de una escena de teatro de la que no fuimos hasta entonces los directores, sino solamente los actores dirigidos a pesar de ellos porque poco rápidos para tomar sus responsabilidades de ser humano y para despertar su conciencia. No se trata de rebelarse contra los productores, no se trata de intentar coger los hilos que nos agitan sobre la escena, no se trata de sentarse y de declararse en huelga, no se trata de quejarse, no se trata tampoco de llorar contra tanta injusticia o impotencia, y todavía menos de entrar en el miedo delante de lo que se va a revelar cada vez más en el transcurso de las semanas el precipicio vertiginoso de la ingenuidad y de la sumisión que fueron las nuestras.

Se trata simplemente de no alimentar nada más de este juego que sirve intereses bien alejados del bienestar de la humanidad, se trata de poner el traje a tierra y de dejar la escena, sin odio y sin violencia, pero con una determinación implacable y serena, como una gran respiración que nos libera de un esfuerzo intenso y doloroso.

¿Qué cree que harán los directores cuando las tablas estén desiertas? Su teatro estará vacío y los productores se irán. En realidad, algunos ya salieron a buscar otros teatros para invertir, otros mundos con los que alimentarse.

Ahora, aquí no queda más que espectadores somnolientos, los técnicos y el resto del genérico que todavía piensa que el teatro va a llenarse de nuevo, que todo no está acabado para ellos. Su intento de establecer su famosa nueva orden mundial será incluso llamado por espectadores aterrorizados y ésos se perderán hacia una nueva experiencia que todavía los mantendrá lejos por un tiempo de su verdadera esencia. Van todavía brevemente a ensombrecer la noche agitando sus viejos espantapájaros y aplicando las viejas recetas que hicieron sus pruebas, es tal la gran crisis sistémica que se anuncia, pero esos espantapájaros no asustarán más, sólo a los que siguen durmiendo profundamente y los que todavía no consolidaron su determinación a ignorarlos.

Su tiempo está acabado, otra manera de vivir ya vuelve a aparecer y brilla en numerosos lugares de la noche de la Tierra. Sean confiados en lo que ustedes son y sean determinados en no entrar jamás en el miedo, vuélvanse hacia el mundo que ustedes desean, llámenlo a nacer y a ser los creadores. Muy pronto nada será como antes.

Fraternalmente,

© El Barquero – 27 de Junio del 2011 – Traducido por Elia.

Versión original en francés

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